He descubierto un particular gusto por los podcasts, sobre todo cuando tengo la oportunidad de oírlos caminando entre los días lluviosos de Bogotá (curiosamente me dan paz y me permiten disfrutar de los días pasados por agua). En días recientes tuve la oportunidad de oír uno que particularmente me dejo pensando frente a la importancia y la necesidad de la diversidad e inclusión intergeneracional. En este podcast, entrevistaban a Chip Conley, un reconocido y exitoso empresario del mundo de la hotelería fundador Joie de Vivre quien a sus 52 años es invitado por uno de los fundadores de Airbnb a unirse a su startup para guiar su crecimiento. Conley, entusiasmado con la oportunidad de darle un giro a su vida, se embarcó en una travesía que le permitiría luego transformar la vida de miles de profesionales que habían perdido su rumbo. Al incorporarse, Conley se dio cuenta de que carecía de la fluidez digital que sus colegas (digitales nativos) tenían y que su generación de valor no estaría dada por sus conocimientos tradicionales de la industria. Decidió aprovechar esta oportunidad para, desde la humildad y practicando una habilidad propia suya (la escucha activa), aprender de la nueva forma de operar y desde su experiencia identificar oportunidades para generar valor.
Así las cosas, Conley no perdía oportunidad ni dejaba que su ego se interpusiera, en su camino al aprendizaje. Como el mismo lo definió años después, era una economía de compartir, pero en esta oportunidad era intercambiar conocimiento. Esto derivo en lo que hoy conocemos como el “mentoring inverso”, es decir, si bien el rol para el que fue contratado era para ser Mentor de uno de los fundadores de AirBnB, el tomo esta oportunidad para encontrar en la operación cientos de mentores de quienes aprender también.
Este proceso llevó a Conley a su siguiente capítulo en la vida, fundando lo que hoy es el “Modern Elder Academy” una academia en donde las personas que hoy se sienten posiblemente estancados pueden restablecer, restaurar y reutilizar su experiencia para evolucionar y encontrar un espacio relevante en la economía moderna.
Y entonces, ¿qué podemos desde las Organizaciones aprender de esta historia? El que es necesario que las empresas sigan proporcionando a sus empleados oportunidades de crecimiento que respondan, al mismo tiempo, a sus propias necesidades personales. Que en muchas oportunidades estas mismas necesidades se pueden suplir al interior si tenemos claramente identificadas las fortalezas y oportunidades de cada uno y si fomentamos un entorno colaborativo y humilde puede ser aún más enriquecedor, motivante y hasta un gancho más para nuestra fuerza laboral.
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Ahora bien, al plantear una estrategia de mentoring (o mentoring inverso) se requiere de lo siguiente:
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Fomentar una cultura de Diversidad e Inclusión que se base en competencias como la escucha activa, comunicación asertiva, la humildad y la colaboración.
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Identificar las fortalezas y oportunidades tanto individuales y colectivas.
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Definir criterios de éxito de mentores y darles un entrenamiento estructurado que les permita hacerlo de manera efectiva elevando sus propias competencias.
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Identificar que les puedo ofrecer a cambio a estos mentores para mantenerlos motivados y en desarrollo de su perfil holístico.
En definitiva, el conocimiento, las habilidades y la experiencia de todas las personas en una organización son importantes a la hora de generar innovación, colaboración y resultados. Valoremos más las diferencias y aprovechemos cada escenario para aprender algo nuevo.